viernes, 31 de mayo de 2013


Por otra parte, y a pesar de que reconocen los esfuerzos del gobierno nacional para intentar acabar con este tema, y de reconocer que la Ley 26485 ha sido un avance cuantitativo en el tema, se le pide a las autoridades nacionales y provinciales un compromiso más fuerte en la reglamentación de dicha normativa, y que de una vez por todas se tome como un objetivo prioritario y como política de Estado la acción para una mayor igualdad de la mujer con el hombre en nuestro país.Lo que se pide desde estos cuerpos es una mayor actividad consensuada y coordinada entre los organismos nacionales y provinciales encargados en coordinar estos programas e implementar los mismos en forma rápida, urgente y lo más efectivo posibles, ya que aseguran que es la única manera de parar con un flagelo que duele a todos los argentinos.Todas estas medidas que se exigen desde los organismos defensores de los derechos de la mujer, deben ir acompañados también de un gran cambio cultural por parte de la población, donde se cambie la mentalidad del argentino medio, donde se entienda que no es más macho aquel que golpea cobarde y salvajemente a una mujer, sino que por el contrario, es un delincuente que comete un delito, y por lo tanto es punible de una sanción.

Sólo con una toma de conciencia grande por parte de todos los habitantes de la Argentina, con una Justicia que actúe rápida y efectivamente ante cada una de las causas de violencia de género, y con un cambio en la mentalidad de los argentinos, se podrá cambiar este estado de situación, que nos hace estar siglos retrasados y más cerca de la barbarie que de la civilización.
Si se tienen en cuenta los datos del año 2008, se verá que en la Argentina se recibieron más de 60.000 denuncias sobre actos de violencia de género, lo que significó un incremento de más del 200 por ciento con respecto a las estadísticas del año 2006, cuando las mismas no llegaban a las 20.000. Además, el número de atención telefónica al que las mujeres pueden acudir en caso de violencia, recibió entre febrero y octubre de 2008 un promedio de mil llamadas mensuales, de las cuales el 46% correspondió a pedidos de auxilio ante una situación de emergencia. De las 10.946 llamadas registradas en ese lapso, en ocho de cada diez casos el agresor era el ex o actual pareja de la víctima.Los organismos defensores de los derechos de la mujer, sostienen que más del 90% de los casos de violencia que sufren las mujeres en el seno de sus familias, es violencia física y psicológica; y casi un tercio de las mismas contienen además amenazas de muerte directa para ellas o algún miembro de su familia.
En diálogo con Eduardo Guarna, ex defensor del pueblo adjunto de la Ciudad de Buenos Aires y presidente de la ONG Fiscales sin Fronteras, aseguró que “la violencia de género viene mal; hoy en día en la Argentina el género femenino es casi una víctima diaria, porque no solamente tenemos que ver los delitos sexuales, sino que también tenemos que ver lo que es la violencia doméstica”.Para Guarna, “hoy la mujer está de vuelta siendo sometida a lo que es la violencia, las golpizas, los malos tratos tanto psicológicos como físicos, y hoy también se está viendo una tendencia hacia el abuso de la minoridad, familias propias inclusive. Esto es un tema que está preocupando bastante, porque es el delito que más crecimiento ha tenido en los últimos dos años”.
 “En la Argentina ha aumentado muchísimo lo que son los delitos de violencia doméstica, también lo que es el delito sexual, mucho más inclusive que lo que son los homicidios; y esto es preocupante, porque hay que ver cual es la tendencia que está existiendo, y justamente sobre eso es que hay que operarla”, destacó Guarna.
Para este especialista en temas de seguridad en nuestro país, el estado de la Justicia tiene mucho que ver con este aumento, porque “tenemos es una justicia burocratizada, tenemos mucha justicia, muchos fiscales, muchos jueces, muchos defensores, pero cuando la aplicación de los recursos está mal orientado, vamos al fracaso, y esto está relacionado con lo que le comenté al principio. 
 Lo mejor que le puede pasar a un país y a una sociedad en su conjunto, es la toma de una mayor conciencia social para acabar con la violencia de género.

Violencia de Género: un problema que aumenta en la Argentina

El aumento de la violencia en la Argentina no se da sólo en las calles, sino que la que viven miles de mujeres diariamente al interior de sus familias, aumenta en forma escalofriante. Las cifras de un delito que no para de crecer, y por qué una mayor conciencia social es central para acabar con la violencia de género.
La violencia de género es un flagelo que azota no sólo a nuestro país, sino al mundo entero, con cifras escalofriantes sobre el número de mujeres que sufren por este delito, que aumentan año a año y que por el momento no se pueden detener a pesar de la introducción de leyes para acabar con este maltrato.

En muchos casos, el silencio que rodea tanto a las víctimas como a las familias de las mismas, son claves para no poder erradicar un delito que se agrava con el correr del tiempo y que las circunstancias sociales, según los especialistas, amenazan con empeorar aún más en el futuro cercano.
En nuestro país, las estadísticas oficiales muestran que son 43 las mujeres que murieron en la Argentina en los primeros 9 meses del 2009 víctimas de la violencia de género, pero esas cifras contrastan en gran manera con las que manejan los organismos en defensa de los derechos de la mujer y defensores de los derechos humanos, quienes aseguran que en nuestro país una mujer es asesinada cada tres días víctimas del a violencia machista.
A pesar de que la Argentina ha avanzado en materia legislativa con la sanción de la Ley 26485 en marzo de este año, que es la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar, y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, la situación en vez de disminuir, no ha hecho más que crecer en sus números, preocupando a las autoridades oficiales.

VIOLENCIA DE GENERO

Este tipo de violencia presenta diversas características diferentes a otros tipos de violencia interpersonal, y normalmente se la asocia a la violencia contra la mujer, aunque no son sinónimos debido a la amplitud que abarcan las distintas formas de violencia y a que no todos los estudios se enfocan en las definiciones, identidades y relaciones de género; así, no toda la violencia contra la mujer puede identificarse como violencia de género, ya que el término hace referencia a aquel tipo de violencia que tiene sus raíces en las relaciones de género dominantes existentes en una sociedad, por lo que es habitual que exista cierta confusión al respecto y por ende, existe cierta falta de consenso.


Por otra parte, algunos autores la equiparan con la violencia de pareja, término más acotado que la violencia de género: este último «es un problema muy amplio y que no solo abarca las relaciones de pareja», y tal equivalencia de estos conceptos traería consecuencias negativas para las mujeres que requieren recursos institucionales de apoyo. En el caso de las relaciones entre personas del mismo sexo, la violencia de género —en el contexto de la violencia de pareja— podría ocultarse «bajo el manto de la heteronormatividad»
Además, también tiende a confundirse con la violencia doméstica, término más restringido que, aunque está íntimamente relacionado, incluye la violencia «en el terreno de la convivencia familiar o asimilada, por parte de uno de los miembros contra otros, contra alguno de los demás o contra todos ellos», y donde se incluyen además de las mujeres, a niños, ancianos e inclusive varones. Para algunos juristas ambos términos son «confusamente utilizados en gran parte de los estudios jurídicos e incluso de las leyes o normas que se han encargado de su regulación»